Gutenberg y Lutero, unidos para cambiar el mundo.
Se acerca la celebración del día de la Reforma. El próximo sábado día 31 de octubre se celebran los 498 años desde que Martin Lutero clavó en la puerta de la catedral de Wittenberg sus famosas 95 tesis, que tenían la intención de regenerar la Iglesia, y que dieron inicio a la ruptura de la Iglesia Católica y el inicio de la Iglesia Protestante.
Fueron muchos los factores que ayudaron a que los movimientos de reforma que se estaban dando dentro de la Iglesia Católica pudieran por fin cuajar en ese preciso momento de la historia. Entre ellos el interesado apoyo por parte de los príncipes alemanes, deseosos de dejar de ser sangrados por parte de la iglesia católica, obcecada en la construcción de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Como decíamos, hubo muchos factores que influyeron en el éxito del movimiento de la Reforma. Para mi, como editor, uno de los que verdaderamente marcaron una diferencia fue el invento que otro alemán había realizado a unos cuantos años antes, alrededor de 1440 en la ciudad de Maguncia, a unos 480 km de Wittenberg.
Johannes Gutenberg, un orfebre alemán, había inventado unos años antes la imprenta de tipos móviles que iba a revolucionar el mundo de la edición de libros. Aunque Gutenberg murió en 1468, años antes de que Lutero empezará su particular cruzada contra los abusos de la iglesia católica, su invento fue determinante para el éxito en esta misión.
Lutero había viajado a Roma unos años antes y había visto con sus propios ojos los abusos de las indulgencias vendidas por los sacerdotes católicos a aquellos que las podían pagar, por medio de las cuales se aseguraban del perdón de sus pecados y de los de sus seres queridos ya fallecidos. Dichas indulgencias servían para financiar la Basílica de San Pedro y aumentar la riqueza de la Iglesia, lo que era un abuso en toda regla desde el poder eclesiástico hacía los creyentes más humildes, que desde el discurso del miedo se sentían obligados a desprenderse de lo poco que tenían a favor de la iglesia para obtener el perdón divino. Toda esta práctica repugnó a Lutero y prendió la llama reformadora en su corazón. El estudio y en consiguiente conocimiento de la Biblia y poner bajo sus enseñanzas las prácticas de la Iglesia fue determinante para que empezará la cruzada reformadora.
A los ojos de la jerarquía de la Iglesia el gran pecado de Lutero no fueron sus denuncias, su oposición a las indulgencias o sus incendiarias declaraciones, lo que de verdad generó la reacción de la iglesia fueron las publicaciones de Lutero, que además estaban en alemán, al alcance de todo el pueblo.
La indignación de Lutero se plasmó en las famosas 95 tesis que Lutero clavó en la puerta de la catedral de Witenberg, en las denunció todo aquello que había visto y que el creía traicionaba todo aquello que significaba el cristianismo.
Las 95 tesis fueron traducidas al alemán y con la ayuda de la imprenta (aquí entra en juego nuestro querido Gutenberg) rápidamente llegaron a toda Alemania. En pocas semanas sus tesis estaban circulando por toda Europa. Posiblemente estamos ante uno de los primeros casos en los que la imprenta fue determinante para la difusión de un mensaje en tan breve espacio de tiempo.
Lutero fue perseguido por la iglesia al no retractarse de sus declaraciones y denuncias, así que protegido por Federico el Sabio y después de la conocida Dieta de Worms (22 de enero de 1521), se exilió en el castillo de Wartburg donde empezó a traducir la Biblia al alemán. El Nuevo Testamento se imprimió en septiembre de 1522. Además se imprimieron otros tratados y libros de Lutero.
La imprenta facilitó que La Palabra de Dios llegará a las Iglesias alemanas en un tiempo record. Muchos de los sacerdotes jamás habían leído la Biblia y simplemente se dedicaban a recitar los misales en latín que Roma les enviaba, así que leer la Biblia en su propio idioma abrió sus mentes y fue el combustible necesario para que la Reforma Protestante se extendiera, primero por Alemania, y después por Europa.
Los países en los que la Reforma triunfó empezaron a pasar cosas que años después siguen marcando la diferencia entre estos países y los que siguen bajo la influencia de la Iglesia Católica.
La Iglesia Protestante enseña que cada creyente es responsable de su relación con Dios, y que dicha relación se basa en el conocimiento de Dios. Conocimiento que está en la revelación que el mismo Dios hace de si mismo a través de su creación, de su Hijo Jesucristo y de Su Palabra, por lo tanto es necesario que los creyentes puedan acceder a la Biblia en su idioma original, y desde luego hay que saber leer para ello.
En las Iglesias Protestantes se empezó a enseñar a leer a los creyentes, y la lectura les dio acceso a la Biblia, pero también a otros muchos escritos que hicieron que crecieran como personas y como sociedad.
Mientras tanto en países como España, la Santa Inquisición católica perseguía todas las publicaciones que fueran en contra de la Iglesia, lo que incluía la Biblia en todos los idiomas que no fueran el latín, que ni los sacerdotes conocían. Toda una declaración de intenciones que queda más que clara en la famosa Index Librorum Prohibitorum, el índice de libros prohibidos de la Iglesia Católica, promulgado por El Concilio de Trento en 1564 a petición de Pío IV, y que tuvo su última edición en 1948 hasta que fue suprimido por Pablo VI en 1966, apenas hace 50 años.
Lutero, La Biblia, la imprenta y la reforma en la misma historia. La historia que cambió Europa y el mundo.
Si te interesa este tema, no debes dejar de ver la Película Lutero, dirigida por Eric Till y protagonizada por Joseph Fiennes, Peter Ustinov y Alfred Molina entre otros.
Para terminar, te dejo con este video en el que Arturo Pérez Reverte conversa con Iñaki Gabilondo acerca de este episodio de la historia.